8 de octubre de 2008

Oda a un periodista con agallas

Está mañana aparecía en el telediario la noticia de que Enrique Bunbury no había asistido a la entrevista concertada para hoy con Televisión Española. En la sala vacía de un hotel madrileño un conserje retiraba el cartel publicitario del nuevo disco del cantante, Helville Deluxe.
Bunbury, obviamente tiene sus motivos para escaquearse de sus compromisos con la prensa: está cagadito. Y lo está porque su disco, más que dar que hablar por su calidad artística, lo ha hecho por la polémica apropiación de los versos del difunto poeta madrileño Pedro Casariego.

Hoy El País publica una entrevista con Bunbury (que fue teoricamente realizada ayer), cuyo desarrollo nos da a entender, porque el cantante ha anulado su cita de hoy...

El periodista, y en este caso entrevistador Carlos Marcos, que iba con las cartucheras llenas, no solo ha sacado a relucir el asunto del poema plagiado sin escrúpulos, sino la semejanza del título del disco con el Hellbilly Deluxe de Rob Zombie, a lo que Bunbury ha replicado lo mucho que lo admira. A la pregunta a cerca de una de sus propias letras, ya no sabe que responder y alega que no se sabe sus letras de memoria, mientras ojea el libreto en busca de ayuda.
(¿Un cantante que no se sabe las letras de su último disco?)
Pero la audacia de Carlos Marcos no termina ahí. Compara uno de los temas del disco con el estilo de Tom Waits, una pregunta ¿sin malicia? A la que Bunbury responde, una vez más, a la defensiva “No pretendía hacerla a lo Tom Waits, pero salió así”
El 50% de las preguntas de la entrevista se refieren a la copia que hizo Bunbury de los versos no de uno, extraídos de varios poemas de Casariego en la canción El hombre delgado que no flaqueará jamás, sin mencionar en ningún sitio su procedencia o su autor.
Seis de las doce preguntas que componen la entrevista se refieren a este tema, de las cuales Bunbury sólo contesta a una de ellas, que dice lo siguiente:

¿Cómo es el proceso de utilizar frases de otros: lleva una libreta, esta leyendo poesía y apunta?

Es una pregunta fantástica, con ese punto de ironía capaz de exasperar al interlocutor, y soltada de soslayo cuando ya parecía que se habían calmado los ánimos. Es la cuarta de la ristra, y la única a la que Bunbury se ve obligado a responder porque no le queda escapatoria.

Cuando todo salió a la luz, Bunbury emitió un comunicado, en el que no solo se compara con grandes de la música como Bob Dylan o Van Morrison y copiar a Casariego con copiar la Biblia, sino que insulta al gremio de los periodistas a los que tacha de poco profesionales y rigurosos. El comunicado, dirigido a los periodistas concluye con la siguiente frase (que, además, no tiene cohesión con la anterior): “Al igual, que en este caso, la realidad os joda una buena noticia”.
Así que la actitud de Carlos Marcos, al que quizá pudiéramos tachar (yo jamás lo hice) de impertinente, queda totalmente justificada ante las críticas sin fundamento lanzadas por Bunbury a los de su profesión.
Carlos Marcos (que probablemente acudiera a la entrevista con gafas y nariz de Groucho Marx) es valiente, no se achanta, no se corta un pelo, y encima va preparado. Hace la entrevista que los lectores queríamos leer, las preguntas que querríamos hacerle y consigue unas respuestas fabulosas, cómo: “vale del tema porque me voy a levantar y me voy a ir” ó “Quiero hablar de mi puto disco, de mi puta gira, de mi puta carrera”...porque, en el fondo, nos gusta ver que los famosos son igual de vulnerables a las críticas y se exasperan de igual manera que el resto de los mortales.

Bunbury comete un gran error en este comunicado (a parte del solo hecho de emitirlo), y es que no responde a lo que había sido cuestionado. Ningún medio lo acusó de plagio, palabra que él se encarga de repetir unas cuantas veces, sino de utilizar unos versos de un poeta (que para colmo se había suicidado) sin citar a su autor. No se le está acusando de un error jurídico o legal, sino de un error humano. Y humanas son las palabras que ha dicho el hermano del poeta a los medios: “No queremos pedirle nada a Bunbury”. Ni siquiera fue la familia quién descubrió la copia, y no van a pedir indemnizaciones. Bunbury ya les ha hecho un favor, sin querer; ahora hay mucha más gente que conoce a su hijo, padre o hermano, y su obra.
Nada le hubiera costado mencionar el nombre de Casariego en la contraportada o hablar de él en alguna entrevista. Ha sido, sin duda, una gran metedura de pata...

Pero su gran problema es que no ha sido capaz de reconocer su error, ha tratado de encubrirlo con tecnicismos, evitando el buen camino: pedir perdón. Con ello se habría ganado el afecto del público y la condescendencia de la prensa.

Para votar por un aumento de sueldo para Carlos Marcos Pincha Aquí

2 comentarios:

Nimendil dijo...

La verdad es que lo arrinconó bien. Le está bien empleado al Bunbury.

Guybrush dijo...

Bueno, parece que el periodista sabía lo que hacía, que por lo que veo está especializado en música. Digo yo que tendría suficientes razones como para darle caña, y viendo tu análisis la impresión de periodista un poco impertinente que me da será porque no he estado siguiendo el tema al 100%, aunque sabía lo del plagio y tal.

La pregunta de la libreta es como bien dices magistral.