2 de noviembre de 2014

Sophie Calle: la vida como obra de arte

Este fin de semana, el Magazine de Le Monde le dedicaba unas páginas a Sophie Calle, una artista francesa a quién conocí por casualidad en un museo de Toulouse. Desde entonces, su obra ha llegado hasta a mí un poco por casualidad: una persona que me habla de ella, un regalo, un artículo en el periódico. Quizá de una manera tan espontánea como ella parece abordar su obra. O podríamos decir su vida, porque Sophie Calle ha franqueado la barrera de la performance o el happening, convirtiendo su propia vida privada, sus actividades e incluso a su familia, en piezas de una representación global, de una forma de vida que es en sí una pieza artística. Sus proyectos – llamémoslos así – son de índoles diversas, van desde invitar a desconocidos a dormir en su cama para observarlos dormir, hasta no abrir sus regalos de cumpleaños o grabar la muerte de su madre y exponerla.

En su obra se entremezclan realidad y ficción. En un momento dado, su camino se cruza con el de Paul Auster: el escritor utiliza retazos de la biografía de Calle para construir su personaje en la novela Leviatán. Ella, agradecida, decide a su vez apropiarse de la vida del personaje que ha ayudado a crear. El personaje y la persona se entrelazan en una serie de siete pequeños libros en los que Sophie (la persona) y Marie (el personaje) comparten su vida y rituales. Para el último libro de la serie Calle le pide a Auster escribir un personaje para ser “llevado a cabo” por ella, una especie de interpretación teatral llevada a la vida real. Paul Auster le envía unas instrucciones para “mejorar la vida en Nueva York”. Con gran ironía, Calle analiza y ejecuta las “órdenes” de Auster.
Lo que puede resultar curioso en toda la serie es que la vida y rituales de Sophie resultan mucho más novelescos si cabe que los de Marie. Sus “proyectos artísticos” superan en cierto modo la imaginación de un escritor.

Interacción Sophie - Marie: el personaje de Paul Auster sigue una dieta semanal por colores, Sophie se impone la misma

Me da la impresión de que sobre ella se podrían escribir páginas y páginas. Su obra es extensa y fascinante. Su vida, si es que se puede hacer una distinción entre ambas, puede resultar excéntrica y sin duda exhibicionista, pero yo veo en ella a una persona que ha renunciado a una vida privada para convertirse en el modelo de su propia obra (y modelo de la obra de otros), tal como un artista que se autorretrata, pero en este caso, quedándose de por vida dentro de un lienzo expuesto.